Lo que vivimos no es azar ni suerte, es creación propia y colectiva



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Los acontecimientos que parecen fortuitos, las conexiones con personas que te ayudan o que se interesan en lo que haces, las buenas noticias, los eventos inesperados, e incluso las pérdidas y los «accidentes», todo esto que vivimos y que parece simple producto del azar, resulta, en realidad, la consecuencia o los efectos de nuestros pensamientos y actitudes anteriores.

Cuando te va bien, no es una racha de buena suerte lo que vives, sino el resultado de un trabajo interno invisible que has hecho en los meses pasados. Dedícate una felicitación porque ahora estás viendo los frutos de los árboles que antes, en silencio, sembraste.

Si sufres enfermedades, accidentes, o eventos desagradables, recuerda que tú también sembraste esto, con tus pensamientos, dudas, juicios hacia ti mismo o hacia los demás y sentimientos de baja estima o rechazo que tuviste en ciclos pasados.

Decir que vives una racha de mala suerte es sólo una excusa para no hacerte cargo de lo que tú mismo sembraste en tu mente y corazón.

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Observa tus creaciones: las relaciones que tienes, el trabajo, el bienestar o malestar en el que vives, tu estado de salud, tu estado de carencia o abundancia. Si eres honesto contigo mismo, verás en cada área el reflejo de tu diálogo interno, de tus pensamientos recurrentes, de los estados emocionales con los que enfrentas la vida.

Estos sentimientos, tanto los negativos como los positivos, se han visto muy potenciados por la situación limitante que a nivel externo se nos impone como colectivo. Cómo hayamos enfrentado y estemos enfrentando este ciclo de prueba determina los eventos que habremos de vivir.

Si desarrollamos pensamientos de odio, miedo, venganza, culpa, o ira contenida, lo más probable es que en los próximos meses vivamos eventos violentos, que anclan esa energía a la realidad.

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Mientras más inseguras, desprotegidas, víctimas de algo, se sientan las personas, más eventos negativos se crean, y estos eventos se reciclan a sí mismos en cada Luna Nueva y Luna Llena.

Cuando vivimos estas polaridades lunares, lo que hemos sentido, lo que hemos alimentado dentro de nosotros se vuelve colectivo.

Un grupo de personas llenas de sentimientos pacíficos crean realidades armónicas no sólo para ellos mismos, sino para un colectivo que vibra en sintonía.

El impacto positivo que tiene una sola persona en paz interna es tan poderoso que puede afectar a toda una comunidad.

Hacernos responsable de lo que vamos creando es lo que nos permite avanzar en el camino de la lucidez y la coherencia interior.

Y tú ¿qué realidad futura estás sembrando en tu interior?

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